De a uno
los camiones agotaron sus excreciones
y las almas anestesiadas se abandonaron
a estar, sin ser, solo estar.
Los vacíos que dejan no los llena
la música
ni el ruido;
ni se cargan de cemento.
Por calles oscuras y sin nombre,
raspándose las yemas de los dedos
en el asfalto
hay que querer amanecer
para que salga el sol.
Sentir tus propias pieles
que se abren y se cierran
es mejor...
El verdadero vuelo
es estar despierto.
Hay que querer amanecer
para que salga el sol.
Si, claro, hay que amanecer, ¿pero quien nos enseña a hacer?
ResponderEliminarSaludos
J.
Cómo me gustaría que no saliera más.
ResponderEliminarNo eres el único. Hay tantos que no quieren.
EliminarAbrir bien los ojos, las manos también...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, como de costumbre. Sigues llegándome mucho con tus palabras. Y esta vez me dejas sin nada que decir salvo que creo que este poema es muy completo en cuanto a la situación que describes.
ResponderEliminarHoy pasaba por blogger y me apetecía leer mi blog favorito. Prometo volver pronto pero, si no, que tengas una feliz navidad y un buen comienzo de año.
Un beso :)