La nostalgia aún me habita:
lleno las horas con haceres
intentando callar las voces.
Las flores y el té con leche
son otros,
el cielo, mi madre,
el tactac del reloj.
Se caen los colores
viejos, como pintura de pared gastada.
Se caen y aún no hay otros nuevos.
Es que hace falta aire para volar,
vacío para llenar,
espacio para crear.
Cierro los ojos.
Se cierra un capítulo.
Soy libre.
Publicado originalmente en Fanzine H, junio 2016.
ResponderEliminarQue profundo.
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