Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Poseidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
Fragmento de Ítaca, Konstantínos Kaváfis.
Despertarse y no saber. No saber si seguía soñando, no saber qué hora era, no saber si era sábado o si tenía que ir al trabajo. No saber. Hacerse la misma pregunta una y otra vez hasta que la duda era parte de su sangre, recorría su cuerpo, invadía su mente y envenenaba su corazón. No saber si él seguía ahí a su lado.
- ¿Mi amor?- aventuró. La única respuesta que tuvo tardó unos segundos agonizantes en llegarle: una serie de gruñidos típicos en las personas que se despiertan y sí saben. Saben que quieren seguir durmiendo.
- ¿Me amás?- insistió. Esta vez Silvio se movió un poco, y le dio la espalda. Clara tomó eso como un sí. Pero un sí no duraba mucho hasta tener que ser reformulado, a diferencia de los “no”, que eran eternos.
Recorrió con sus dedos el muro de su espalda. Lo imaginó sonriendo en sueños, lo imaginó soñando, lo soñó soñando en sueños otro amor y entonces sus dedos se volvieron cuchillos. Y los cuchillos atravesaron la piel con sorprendente facilidad.
Cinco brillantes puntos rojos nacieron junto a su despertar sobresaltado.
-¡¿Por qué me hiciste eso?!- protestó él ante la sonrisa impune de ella, mientras intentaba ver la herida. Pero sonó el despertador antes que respondiese, como una excusa para salir apurada al día.
Despertarse y no saber. No saber si seguía soñando, no saber qué hora era, no saber si era sábado o si tenía que…
El recuerdo la golpeó con violencia cuando, tras el primer momento de vigilia atontada, notó que estaba arriba del auto.
- ¿A dónde vamos?- le preguntó a la figura borrosa que manejaba, mientras se frotaba los ojos.
- Lejos- respondió la voz de Silvio.
- Tenés que parar a pensar- replicó ella, después de unos segundos de silencio.- ¿Por qué no vamos de Reyes?.
- Todo el tiempo cambiás de discurso- protestó él. . Ella se sintió sola como nunca antes.
Miró por la ventana, intentando escapar de la tensión. Campo, ruta, y nada “Bienvenidos a San Martín”, decía un cartel. El mundo de afuera era muy parecido al de adentro. Una vieja baldeaba en la puerta de una casa al costado de la ruta. Atacaba la mugre con uno, dos, tres baldazos de agua rojo detergente. Un río de sangre que nacía en sus manos.
Frenó en la banquina y bajó.
- Todo el tiempo cambiás de discurso- había protestado y protestó él.
Ella estaba sola como nunca antes. Después de cerrar el baúl con un esfuerzo, lo cerró con llave y volvió a subir.
- ¡¿Por qué me hiciste eso?!- había dicho y siguió diciendo desde el silencio. Ella, sola como nunca antes.
- ¿Me amás?- preguntó, como si todavía importase.
- ¿Mi amor?- aventuró. La única respuesta que tuvo tardó unos segundos agonizantes en llegarle: una serie de gruñidos típicos en las personas que se despiertan y sí saben. Saben que quieren seguir durmiendo.
- ¿Me amás?- insistió. Esta vez Silvio se movió un poco, y le dio la espalda. Clara tomó eso como un sí. Pero un sí no duraba mucho hasta tener que ser reformulado, a diferencia de los “no”, que eran eternos.
Recorrió con sus dedos el muro de su espalda. Lo imaginó sonriendo en sueños, lo imaginó soñando, lo soñó soñando en sueños otro amor y entonces sus dedos se volvieron cuchillos. Y los cuchillos atravesaron la piel con sorprendente facilidad.
Cinco brillantes puntos rojos nacieron junto a su despertar sobresaltado.
-¡¿Por qué me hiciste eso?!- protestó él ante la sonrisa impune de ella, mientras intentaba ver la herida. Pero sonó el despertador antes que respondiese, como una excusa para salir apurada al día.
Despertarse y no saber. No saber si seguía soñando, no saber qué hora era, no saber si era sábado o si tenía que…
El recuerdo la golpeó con violencia cuando, tras el primer momento de vigilia atontada, notó que estaba arriba del auto.
- ¿A dónde vamos?- le preguntó a la figura borrosa que manejaba, mientras se frotaba los ojos.
- Lejos- respondió la voz de Silvio.
- Tenés que parar a pensar- replicó ella, después de unos segundos de silencio.- ¿Por qué no vamos de Reyes?.
- Todo el tiempo cambiás de discurso- protestó él. . Ella se sintió sola como nunca antes.
Miró por la ventana, intentando escapar de la tensión. Campo, ruta, y nada “Bienvenidos a San Martín”, decía un cartel. El mundo de afuera era muy parecido al de adentro. Una vieja baldeaba en la puerta de una casa al costado de la ruta. Atacaba la mugre con uno, dos, tres baldazos de agua rojo detergente. Un río de sangre que nacía en sus manos.
Frenó en la banquina y bajó.
- Todo el tiempo cambiás de discurso- había protestado y protestó él.
Ella estaba sola como nunca antes. Después de cerrar el baúl con un esfuerzo, lo cerró con llave y volvió a subir.
- ¡¿Por qué me hiciste eso?!- había dicho y siguió diciendo desde el silencio. Ella, sola como nunca antes.
- ¿Me amás?- preguntó, como si todavía importase.
______________
Así sucedieron los hechos tal como fueron vividos por Clara.
Para saber como sucedieron los hechos según Silvio hacer click acá.
Para saber como sucedieron los hechos según el Dr. Reyes hacer click acá.
Aunque cada parte tiene su propio autor, las tres tienen cosas de los tres. Fue una linda experiencia escribir este cuento.
ResponderEliminarLucas, me ha gustado este relato, me gusta esos fragmentos poéticos, y sobre todo la frase final.
ResponderEliminarUn saludo.
Pasé por los tres blogs, es un magnífico trabajo el que han logrado, cada uno crea una voz diferente en los personajes; lo cual hace más creíble esta "sinfonía".
ResponderEliminarUn abrazo.
HD
Vengo de uno de los blogs, me parece un trabajo completo, le han dado un especial sabor cada uno de ustedes.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Es un trabajo espectacular, de corazón felicito a los autores, es muy gratificante leer algo innovador y no más de lo mismo...
ResponderEliminarBesitos en el alma
Scarlet2807
ME vas a tener de acá para allá... ya te vale!
ResponderEliminarSospechaba algo de lo que Clara había hecho, pero luego de leer las otras versiones de la historia me quedó todo clarísimo. Excelente Relato! hicieron un muy buen trabajo los tres =))
ResponderEliminarGracias por tus bellas palabras en mi blog...
ResponderEliminarMás besos, Scarlet2807
Hola, he leído las tres partes de este maravilloso terceto y vengo
ResponderEliminara plasmar mi admiración. Las tres voces aunque propias consiguen una unidad veraz en el relato, maravillosamente escrito y excelentemente trabajado.
Me quito el sombrero.
Un cordial saludo.
Mis felicitaciones a los tres, y en relación con esta parte, expresamente a ti.
ResponderEliminarHabéis trabado un relato tripartito con gran maestría. Las piezas del puzzle encajan a la perfección. Como le decía a Juan Ojeda, cada uno tiene su estilo diferente pero completamente complementario que lo hace unitario.
Las imágenes que has creado en tu relato en torno a "ese baúl" me han parecido realmente impactantes.
Mi enhorabuena y gracias por tu paso por mi espacio.
Un cordial saludo.
:O que original!! Me encantó, Lucas, te luces... eres un maldito genio (:
ResponderEliminarmuy bueno contar una historia desde distintos puntos d vista
ResponderEliminarGracias a todos por sus comentarios. Como dije, escribir este cuento fue una muy linda experiencia de la que aprendí mucho. Y también fue un trabajo muy divertido. Me alegra mucho que les haya gustado.
ResponderEliminaresto es buenísimo, Lucas! tres puntos de vista impecables!
ResponderEliminarabrazo*
Como dije en otro blog sobre el mismo tema, todo es una gran cuestión de perspectivas... Y de cómo vivir la vida, creo.
ResponderEliminarSaludos
J.
Muy buenos post, escelente idea!!!!!!
ResponderEliminarExcelente y genial. Muy buen enfoque desde distintas perspectivas. Diría impecablemente genial. Un abrazo
ResponderEliminarMe encantó, visite los otros blogs. Muy bien logrado. Pase un rato ameno. Regreso pronto!
ResponderEliminaraH! ese giro del final...con frecuencia siento que soy vivida por alguien mas.
ResponderEliminarSaludos y un placer.
No se si se deba a mi falta de inteligencia, me gusto todo, pero, que paso!?
ResponderEliminarOH! Creo que ya entiendo.
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