Quería
maravillarla. Primero le daría un regalo único, fantástico, y después le
declararía su amor. Y no por nada era inventor: iba a crear un objeto realmente
mágico.
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Durante días trabajó
sin descanso. Su única paga fueron las pequeñas tristezas presentes y las
inmensas alegrías futuras que tiene el enamorado que espera. Puso la última
pieza y observó satisfecho el resultado: el ave mecánica era perfecta.
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El día siguiente
sería el indicado. Fue a su habitación a tomar un merecido descanso, cometiendo
el gravísimo error de dejar la ventana abierta. Al despertar, se encontró con
que el ave había desaparecido.
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Cuando me contó su
historia, el inventor me dijo que se la habían robado. Yo prefiero creer que el ave mecánica salió volando, y que recorre aún el mundo buscando su canto.
Ilustración: "The Iron bird" de Marcus
ResponderEliminarhttp://sesiondeespiritismo.blogspot.com.ar/2012/06/iron-bird_14.html
Esperemos que no se cruce con algún puerto usb desde donde pueda descarga la música de ladygaga o de esas cosas similares...
ResponderEliminarSaludos
J.
Tal vez la libertad añorada del pajarillo le hizo volar libre.
ResponderEliminarUn saludo!