"Creyendo hacer cosa buena
un pintor me pintó un día
mas me pintó por afuera,
porque adentro no veía"
El pintor,
un pintor me pintó un día
mas me pintó por afuera,
porque adentro no veía"
El pintor,
Atahualpa Yupanqui
Caminando por el campo acompañado por la puesta del sol, con la barriga vacía y la guitarra llena, pensó en sus penas sin dejar que ni una lágrima llegara a sus ojos. Se prometió aquello, que nunca más dejaría que se le fueran de sus ojos ninguna clase de lagrima, a no ser que fueran de alegría. Entonces, dispuesto a cambiar su suerte, se pintó un atardecer en el cuerpo y en la cara una sonrisa. Arrancose el par de ojos, para el nuevo estado de vista, descoció de la mente aquello prolijo a lo que se habia dedicado, y siniestro caminó… hasta que se sintió liviano, despojado del pasado y en blanco, listo para pintarse de todo lo que encontrara en su nuevo camino.
Escavando la tierra con las uñas de sus pies ocultó la noche enterrandola solo un momento; pues ella ,fiel aliada de la introspeccion, queria contrastar en su fe. Y de a poquito se fue volviendo parte del paisaje. Así, su propio ser se convirtió en su máxima obra. El era todo a su alrededor, era el cielo manchado, el sol ocaso, las nubes amorfas, el acogedor soplido del viento, el crujido de los árboles, la húmeda pampa, el chillido de los insectos, el brote de la noche.
Entonces por fin se sentó a descanasr y se fundió con el paisaje. Llegar a los extremos más lejanos de la tierra le requería un solo instante, y le era tan sencillo como mover un dedo o como respirar. Y pudo contemplar desde múltiples perspectivas el atardecer al que su alma se había unido para siempre.
Caminando por el campo acompañado por la puesta del sol, con la barriga vacía y la guitarra llena, pensó en sus penas sin dejar que ni una lágrima llegara a sus ojos. Se prometió aquello, que nunca más dejaría que se le fueran de sus ojos ninguna clase de lagrima, a no ser que fueran de alegría. Entonces, dispuesto a cambiar su suerte, se pintó un atardecer en el cuerpo y en la cara una sonrisa. Arrancose el par de ojos, para el nuevo estado de vista, descoció de la mente aquello prolijo a lo que se habia dedicado, y siniestro caminó… hasta que se sintió liviano, despojado del pasado y en blanco, listo para pintarse de todo lo que encontrara en su nuevo camino.
Escavando la tierra con las uñas de sus pies ocultó la noche enterrandola solo un momento; pues ella ,fiel aliada de la introspeccion, queria contrastar en su fe. Y de a poquito se fue volviendo parte del paisaje. Así, su propio ser se convirtió en su máxima obra. El era todo a su alrededor, era el cielo manchado, el sol ocaso, las nubes amorfas, el acogedor soplido del viento, el crujido de los árboles, la húmeda pampa, el chillido de los insectos, el brote de la noche.
Entonces por fin se sentó a descanasr y se fundió con el paisaje. Llegar a los extremos más lejanos de la tierra le requería un solo instante, y le era tan sencillo como mover un dedo o como respirar. Y pudo contemplar desde múltiples perspectivas el atardecer al que su alma se había unido para siempre.